Saltar al contenido

¡HOLA! ¿CÓMO ESTÁS?

Marc Robert Aragay. El futuro es humano

Me llamo Marc y nací un uno de Mayo en la ciudad de Barcelona, y voy a contarte algunas cosas sobre mí y mi historia para que me conozcas un poco mejor.

 

El niño herido:

Hay dos cosas que han marcado mi vida. La primera fue la separación de mis padres a mis cuatro años. Aunque en aquel momento yo no era consciente de muchas cosas ese hecho potenció una actitud de mediador en mí, de intentar evitar los conflictos, y es que en el fondo tenía miedo a expresar mi enfado y volverme a sentir rechazado. Se grabaron en mi inconsciente creencias como “tienes que ser bueno” o “tener pareja es doloroso”. Me escondí tras la máscara del perfeccionismo y el juicio hasta el nivel que ya un poco más mayor me llamaban “el diccionario” porque a menudo corregía los errores de la gente, sobretodo en casa.

En realidad todo aquello fue la manera que tuve de protegerme para no volver a sentir tanto dolor y por eso también me convertí en un ayudador, y es que mi alta sensibilidad y capacidad de introspección me ayudó a potenciar mi lado femenino y desarrollé cualidades como la empatía y el saber escuchar, tendiendo a pensar más en los demás que en mí mismo. Pero en el fondo me escondí en una burbuja, me desconecté de mí mismo y de mi lado masculino, y eso afectó a mi autoestima.

La depresión:

Al terminar el instituto y elegir carrera me decanté por la arquitectura superior, desde pequeño me encantaba jugar con lego y construir cosas y en aquel momento ninguna otra opción pasó por mi cabeza, aunque había crecido rodeado por libros de psicología y también me interesaba el tema. Fue una época bonita. Tuve mi primera pareja, viajé mucho y disfruté como un niño estudiando, pero el momento de licenciarme coincidió con el inicio de la crisis de 2008, no me sentía a gusto con la mayoría de las cosas que se hacían a nivel profesional y además, la chica con la que salía entonces, me dejó.

Me sumergí en una gran crisis existencial, me sentí muy perdido, toqué fondo y entré en una fuerte depresión que me tuvo sin ganas de salir de la cama durante un largo año. Dormía mucho, no tenía ganas de nada, me sentía agobiado, ahogado y solo. Decidí pedir ayuda y empecé un proceso de seis años de psicoanálisis. Empecé un master en sostenibilidad, me puse a trabajar de camarero, monté un negocio de alimentación local y ecológica con una amiga y mil cosas más, pero no me sentía satisfecho con nada.

El despertar:

De repente un amigo me dijo que se había apuntado a un curso de biodescodificación, y cuando me contó más en profundidad me interesó tanto que decidí seguir sus pasos, empezando así mi formación en el mundo del desarrollo personal que siguió con una formación de “health coach”, un curso de psicopatología clínica e intervención comunitaria y una formación como constelador familiar que me cambió la vida.

Lloré mucho, sané mis heridas, desarrollé mi parte masculina, aumenté mi autoestima y tomé las riendas de mi vida desde la madurez emocional, reconociendo mi valor y honrando a mi sistema familiar. Mi cuerpo cambió, los problemas de asma que aparecieron con la separación de mis padres y de los que todavía tengo alguna secuela mejoraron mucho, mi energía aumentó, mis relaciones personales mejoraron un montón, pude ver como todo lo que había hecho en mi vida tenía un sentido y comprendí que mi propósito es acompañar a las personas a transitar su camino, a creer en ellas mismas y a encontrar su lugar para construir una vida más sana y auténtica, desarrollando su potencial a la vez que comparto mi visión para crear un mundo y un futuro más humano y sostenible.

 

¿Me acompañas?